Reseña 73: El amor en los tiempos del cólera (Gabriel García Márquez).

Valoración personal:

Fecha de publicación: 2011 (Original: 1985)
ISBN: 978-84-97-59245-1
Número de páginas: 495
Editorial: Debolsillo

SINOPSIS 

"La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradicionales. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcillas que la mano del maestro modela y fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los zumos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz".

"Al Señor Trotalibros le gusta esto". No se me ocurre nada mejor para iniciar esta reseña. Mi querido Jan (creo que hablo más de él en este blog que de mí misma jajaja Anda, pasaros por su blog que vale oro: http://www.trotalibros.es) es un gran amante de este autor y cuando descubrió que yo no había leído nada más que "Crónica de una muerte anunciada" (reseña) no hizo otra cosa que regalarme dos libros de Gabriel García Márquez para que me pudiera estrenar a fondo en sus historias. Así llegó "El amor en los tiempos del cólera" a mis manos. Así que, como no podía ser de otra manera, esta reseña va dedicada a usted, querido :) ¿Queréis saber qué me pareció? Seguid leyendo, ratones, seguid.

¿Que es una historia de amor bonita? Sí. ¿Que me ha dado mal rollo? También. A ver, Florentino, hablemos claramente. Conociste a Fermina de jovenzuelos, te enamoraste y ella pasó de tu cara. ¿Te rendiste? No, estuviste ahí durante unos sesenta años -sí, habéis leído bien... SESENTA AÑOS- esperando a que ese amor fuera correspondido. Mientras tanto, ella se casó con el Doctor Juvenal Urbino y tú esperaste a que él desapareciera del mapa -vamos, esperaste a que la cascara- para atacar de nuevo. A lo largo de todos esos años, te dedicaste a observarla desde la distancia y a desarrollar cierta obsesión mal sana. Poco a poco, te ibas volviendo algo más temerario y te acercabas más a ella, pero siempre estando detrás de una barrera de protección. Florentino, ¿no crees que tenías que haber dejado a la pobre muchacha que hiciera su vida tranquilamente? Había veces en las que pensaba: "me das miedo, tío, mucho miedo". Aunque también es verdad que hay que luchar por lo que uno quiere con capa y espada y que no se puede decir que el pobrecito no haya sido un valiente luchador. De todos modos, tengo que reconocer que había algo tierno en todo eso, no sé. 🙈 Yo soy Fermina y pensaría dos cosas contradictorias... "Ay, qué mono, mira si le gusto que ha estado ahí durante tantos años por y para mí". "Oh, Dios mío. Maldito acosador chiflado. ¡Déjame en paz, loco!".

"Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo."

Me ha encantado que no fuera la típica historia de amor, que todo fuera diferente y nuevo para mí. Además, leer sobre un par de ancianos perdidos en la vorágine del amor es súper interesante (al menos para mí, yo nunca había leído sobre viejitos in love jajajaja). No esperéis un protagonista varonil y machote en busca de la conquista de un corazón de una muchacha débil y de pocas luces. Eso dista mucho de todo lo que estas páginas encierran. Florentino es más bien todo lo contrario, un hombre que siempre se ha mantenido a la sombra y que todos creen que es homosexual. Fermina, por su parte, se ha convertido en mi personaje estrella de la novela (pero cuando crece, cuando era jovencita le tenía un poco de manía, era el perro del hortelano en su plena definición): una mujer madura, de ideas claras, que sabe lo que quiere y lo que le conviene, inteligente y, sobre todo, audaz.

"La persistencia de su recuerdo le aumentaba la rabia. Cuando despertó pensando en él, al día siguiente del entierro, logró quitárselo de la memoria con un simple gesto de la voluntad. Pero la rabia volvía siempre, y muy pronto se dio cuenta de que el deseo de olvidarlo era el más fuerte estímulo para recordarlo."

Gabriel García Márquez tiene una forma de escribir que te atrapa por completo y te introduce de lleno en el contenido de sus páginas. Si bien es cierto que creo que tiene una tendencia obsesiva a describir todo aquello con lo que se topa a lo largo de su narración, lo hace con un estilo que defiende a la perfección logrando que no resulte tan pesado como puede llegar a parecer en una primera instancia. Sí que es verdad que la lectura de esta novela me exigía demasiado a nivel cerebral (no sé muy bien el porqué) y me costaba ponerme a leer; eso sí, en cuanto abría el libro no podía cerrarlo porque el autor me llevaba por donde él quería. Se trata de un largo texto al que no le sobra ni una sola página (aunque yo le hubiera puesto algo más de diálogo, pero no porque lo que hay esté mal sino porque yo soy así de tocanarices): todo lo que se encuentra entre sus páginas está ahí porque tiene que estarlo. También tengo que reconocer mi propia ignorancia y confesar que en más de una ocasión no entendía un carajo de lo que leía (oh, después de casi 500 páginas leyendo sobre personajes que no dejan de decir "carajo" se me ha pegado jajajaja), al principio puede parecer algo que juega en su contra, ¡pero no! Es una lectura con la que he aprendido y, como se suele decir, el saber no ocupa lugar :)

Como reflexiones a destacar de esta novela elegiría el miedo a un amor no correspondido, la aceptación del paso del tiempo, el temor a envejecer y el miedo a la muerte.

Va, no sé qué hacéis todavía aquí leyendo lo que he escrito: iros ahora mismo a por este libro y devorarlo porque no os arrepentiréis en absoluto.

Me despido por hoy, muchas gracias por leerme y recordad: LEER ES UN PLACER, NO UNA OBLIGACIÓN.