Reseña 70: Orgullo y prejuicio (Jane Austen).

Valoración personal:

Fecha de publicación: 2010 (Original: 1813)
ISBN: 978-84-8343-375-1
Número de páginas: 384
Editorial: Bambú (Letras Mayúsculas)

SINOPSIS 

"La gran casa de Netherfield Park tiene a un nuevo inquilino: el señor Bingley, un joven atractivo, rico y... soltero. La señora Bennet está encantada, pues su deseo más ferviente es encontrar un buen partido para sus cinco hijas. Pero a Elisabeth, la más rebelde de las hermanas, quien de verdad le interesa es el señor Darcy, un joven arrogante y misterioso".

Sí, ratones, sí. ¿A que llevaba siglos diciendo que iba a leerme este libro? ¿A que siempre decía que me lo iba a leer y nunca lo hacía? Pues sí, ha pasado. POR FIN HE SIDO CAPAZ DE LEERME ESTA HISTORIA Y ME HA ENCANTADO (contra todo pronóstico porque todos me decíais "venga ya, a ti no te va a gustar porque no hay ni sexo ni asesinatos"... -por otra parte, menuda imagen tenéis de mí, queridos amigos y queridas amigas jajajaja-).


Antes de empezar, quiero hablaros de la edición que tengo en mis manos porque no he visto cosa tan bonita (a parte de mi perra y de mi gato, obviamente) desde hace muchísimo tiempo. Además de la historia del libro -dividida en tres tomos, tal y cual lo escribió Jane Austen inicialmente-, la edición cuenta con: unas ilustraciones que quitan el hipo de la mano de Jordi Vila i Delclòs, un epílogo de diez escrito por David Owen -Doctor en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Barcelona- en el que se realiza un análisis profundo de la historia de Jane Austen y, por último, también nos encontramos con un cuaderno documental (aquí se habla de la autora, de su familia, de sus vidas, de sus obras, de los lugares que aparecen en sus novelas, de las adaptaciones cinematográficas de sus historias, de otras autoras que siguieron su línea, ...). Os dejo un par de imágenes a lo largo de la entrada para que podáis cotillear.

En primer lugar vamos a hablar de la trama en sí de la novela. La historia nos presenta a la familia Bennet. El señor y la señora Bennet tienen cinco hijas. La mayor de todas es Jane, la preferida de la señora Bennet. Ella es puro amor y es "la más divina de todas": la más guapa, la más inteligente, la más amable, la más educada, la más cultivada, la que nunca cree en la maldad y lleva la bondad por bandera, la que nunca cree que la gente pueda tener malas intenciones, ... Para seros sincera, a mí ese tipo de gente me da rabia: no todo es rosa y lleno de arcoíris. Quizás por esa misma razón, yo me he enamorado de la segunda de las hijas: Elizabeth (nuestra protagonista). Lizzy -ya es mi amiga y me tomo la libertad de llamarla así- es la rebelde de la familia, ella está algo más adelantada en el tiempo que el resto de personajes de la historia aunque, aun teniendo las ideas más claras sobre lo que es el amor y el matrimonio (ella no está dispuesta a casarse con cualquier tío idiota que haga que su vida sea sinónimo de infelicidad solamente porque él tenga dinero, por ejemplo), sigue estando dispuesta a aceptar que su felicidad depende de la estructura patriarcal del matrimonio. Creo que me he explicado como el culo: quiero decir que, a pesar de que Lizzy sabe que no se tiene que casar con cualquiera, cree que se tiene que casar si quiere ser feliz. ¿Me seguís? jajajaja. Luego está Mary, esta pobre muchacha no tiene casi presencia en la historia así que no tengo mucho que contaros sobre ella -pobrecita, mientras leía pensaba "¿pero no eran cinco hijas? A mí no me salen las cuentas, yo solo veo a cuatro jajaja-. Finalmente, están Lydia y  Kitty. Estas dos son horribles, sobre todo Lydia -no pude con ella, argh-. No es que sean horribles por nada, sino porque son el tipo de personas que odio tener a mi al rededor (no es que sean malos personajes ni nada, es algo personal jajaja). La señora Bennet está como loca por casar a alguna de sus hijas y, por supuesto, su mejor baza es Jane. Todo juega a su favor cuando el señor Bingley llega al condado de Hertfordshire y se muda a la casa de Netherfield Park. En cuanto la madre se entera que él está soltero, para allá que va con su familia. El señor Bingley organiza un baile en su casa como presentación y ahí se fijará en Jane. En ese baile, las hermanas Bennet conocerán a su hermana, la señorita Bingley (no he visto cosa -persona jaja- más estúpida en mi vida) y al más importante de todos: el señor Darcy. Al contrario que su amigo, el señor Bingley, el señor Darcy es un joven misterioso, orgulloso, arrogante, frío, distante y, a primera vista, sin educación alguna. Claro, así consigue que todo el mundo le odie y que nadie quiera acercarse a él. Elizabeth, que no es tonta, se da cuenta de cómo es él y sus prejuicios le dicen que cuanto más lejos tenga a ese idiota, mejor que mejor.

Seamos sinceros, la trama en sí, sin fijarnos en nada más que eso, no es gran cosa ni nada del otro mundo. Dos jóvenes que son polos opuestos que se interesan el uno por el otro. Ya está, no hay mucho más. Para mí, lo destacable en esta novela es el contexto histórico-social y la perfecta caracterización de los personajes. Creo que estos dos puntos son clave para poder disfrutar completamente de la historia más allá de su simple trama. En mi opinión, creo que el título le viene que ni pintado. Gracias al epílogo (repito, pedazo epílogo se marcó el señor filólogo: OMG), he descubierto que el manuscrito inicial de la historia se llamaba First impressions (Primeras impresiones), pero creo que Orgullo y prejuicio le queda muchísimo mejor -a pesar de que en esta historia las primeras impresiones y el dejarse guiar por juicios infundados está a la orden del día-. El orgullo del señor Darcy le impide reconocer que se ha fijado en una muchacha de menor condición social que él, cuya familia no tiene ni dinero ni educación alguna (exceptuando, obviamente, a Lizzy y a Jane) y que le va a traer más problemas que alegrías. Por otra parte, los prejuicios de Elizabeth hacia alguien tan frío y distante, alguien de la clase alta que solamente piensa en el dinero y en encontrar a una mujer de su mismo nivel social y económico para ser fiel al postureo (sí, amigos, el postureo no es algo de hoy en día, ¡viene desde lejos! -aunque, claro, por entonces no consistía en llenar Instagram de selfies y poniendo en las leyendas de esas fotos citas de libros que ni tan siquiera han sido leídos por la persona-). Bueno, centrémonos que no sé cómo narices he acabado hablando del postureo en una reseña jajajajaja.

A mi modo de ver la historia, de nuevo gracias a haber leído el epílogo del que tanto estoy hablando, ambos personajes -Darcy y Elizabeth- creen tener razón: ambos van de dignos y creen tener razón sobre la opinión que tienen respecto al otro. Conforme las páginas van pasando, poco a poco se van dando cuenta de que son unos necios cabezotas, cada uno por su lado, y se dan cuenta de que no todo es lo que parece a simple vista. La autora, Jane Austen, juega con las palabras para que amemos a Elizabeth y odiemos a Darcy, haciéndonos caer en la misma trampa en la que cae nuestra protagonista: los prejuicios. De este modo, nos creemos ese papel de idiota que se trae nuestro protagonista. Lo mismo ocurre con la señora Bennet, la pobre mujer es odiosa y nosotros reforzamos esa idea conforme vamos leyendo.

Para poder adentrarse por completo en esta novela, creo que es necesario entender bien cuál era el contexto político y social que estaba vigente cuando esta historia fue desarrollada. De este modo, podemos entender mejor el por qué transcurre así la historia y el por qué los personajes están caracterizados de este modo. Bien sabéis que ODIO CON TODO MI SER A LOS PERSONAJES PLANOS Y SIN EVOLUCIÓN; por lo tanto, he amado estos personajes porque son unos de los mejor caracterizados con los que me he topado en mi camino como lectora.

He caído rendida a los pies de Jane Austen por completo, ratones. Nunca había leído nada suyo y estoy deseando volver a hacerlo. Yo misma caí en eso que la autora critica en esta historia: el orgullo y los prejuicios. Sí. Mi orgullo me impedía leer algo tan "pastelón y carente de acción alguna" y mis prejuicios hacia este tipo de historias pegajosas me impidieron acercarme a esta historia y, por ende, a esta autora. Qué equivocada estaba, madre mía. Por otro lado, siendo fiel defensora de los derechos de la mujer... Jane Austen, ¿quieres ser mi mejor amiga? Sí que es verdad que discrepo en varios puntos respecto a su visión de la "función social" que la mujer debe cumplir; sin embargo, entiendo que esa era otra época y existía otra visión. Así pues, a pesar de que no estoy de acuerdo en varias de sus opiniones, he de reconocer que dio un gran paso hacia delante defendiendo la posición de la mujer en la sociedad. De nuevo, gracias al epílogo -qué pesadita estoy con el epílogo, ¿eh? jajajaja-, he podido descubrir que Jane Austen era seguidora de la corriente ideológica de Hannah More. Esta creía que las diferencias de responsabilidades, expectativas y posibilidades que había entre los hombres y las mujeres venían inherentes en las personas y que eran algo natural, además ella sugería que las mujeres no tenían que ser pasivas y tradicionales sino que tenían que actuar de una forma más directa -sin dejar de ser finas (¿? Si me vieran mí... Yo siempre he dicho que, de haber nacido en otra época, me hubieran quemado por bruja jajaja)- y que tenían que ser más activas a la hora de apoyar la moralidad y la sociedad. Por esto mismo digo que, a pesar de que tenía una actitud más bien conservadora, la autora tenía un toque feminista que plasmó abiertamente en Elizabeth Bennet.

Bueno, ya está bien de fangirlear porque creo que esta es la reseña más larga que he escrito en la historia de este blog jajajaja. Si no habéis leído esta historia todavía, no seáis tan tontos como yo y dadle una oportunidad :)

Me despido por hoy, muchas gracias por leerme y recordad: LEER ES UN PLACER, NO UNA OBLIGACIÓN.