Reseña 100: Extraños en un tren (Patricia Highsmith).

Valoración personal:

Fecha de publicación: 2015 (Original: 1950)

ISBN: 978-84-33-92015-7
Número de páginas: 360

SINOPSIS 

"La intriga de esta novela está basada en la idea de un crimen sin móviles, un crimen perfecto: dos desconocidos acuerdan asesinar cada uno al enemigo del otro, forjando así una coartada indestructible. Bruno viaja en el mismo tren que Guy. Empiezan a conversar y Bruno, demoníacamente, fuerza a Guy a desvelar su punto débil, la única grieta en su ordenada existencia: Guy quisiera librarse de su mujer, que le traicionó y que puede obstaculizar su prometedor futuro. Bruno le propone un pacto: él matará a la mujer y Guy, a su vez, al padre de Bruno, a quien éste odia. Guy rechaza el plan, pero no así Bruno, quien, una vez cumplida su parte, reclama al horrorizado Guy que cumpla con la suya. Adaptada al cine por Alfred Hitchcock, Extraños en un tren lleva a cabo una indagación escalofriante en la perturbada mente de Bruno, pero lo que más le interesa a Patricia Highsmith es la relación entre éste y Guy. Y es ahí donde la novela prefigura la obsesión de su obra futura: ¿hasta qué punto no está la insania de Bruno agazapada también en Guy? ¿Cuán cercana es la amenaza de la irracionalidad en todos nosotros?"

Como os dije en mi post anterior, ratones bellxs, ¡hemos llegado a la reseña número 100 del blog! Yo quería que esta fuera una reseña de algo que me hubiera encantado, que hubiera traspasado la piel y taladrado el cerebro. Dado que últimamente, a pesar de que he tenido lecturas bastante buenas, no se ha dado el caso, he decidido reseñar mi libro favorito (aunque esta afirmación es peligrosa, porque amo muchos libros en realidad). No puede ser que este libro no esté reseñado todavía en el blog cuando fue el libro que me adentró en el mundo de Patricia Highsmith y uno de los culpables de que yo, a día de hoy, esté enamorada de la lucha entre el bien y el mal. No sabéis el hype que tengo ahora mismo mientras tecleo esto jajaja. ¡Vamos a ello!

Si bien es cierto que he hablado mil veces sobre este libro en el blog (por ejemplo, lo hice en la entrada que le dediqué a la vida de Patricia Highsmith -aquí-; entrada que, por cierto, os recomiendo  leer porque esta autora tuvo una vida interesante: ¿sabíais que tiene publicada una historia de amor lésbico que fue publicada en un principio bajo un pseudónimo? -de cuyo libro llevo una cita tatuada, just saying-), nunca me he explayado con él. Es hora de cambiar eso porque me parece una historia digna de ser contada a los cuatro vientos.

Guy y Bruno son dos desconocidos que coinciden en un vagón de tren. Guy es algo reticente a juntarse con Bruno, pero ante su insistencia decide ponerse a conversar con él. Bruno se las ingenia para enterarse de cuál es el punto débil de su nuevo amigo y así se entera de que desearía deshacerse de Miriam, su mujer y que ahora está embarazada de su amante. Bruno, que odia a su padre porque tiene un amor desproporcionado hacia su madre y se llevan mal entre ellos, le plantea el plan perfecto: él se deshará de Miriam a cambio de que Guy acabe con su padre. ¿Qué podría salir mal? Ninguno de los dos tienen motivo alguno para acabar con el problema del otro y tienen la coartada perfecta, ¿quién iba a culparles de los respectivos crímenes? Guy le dice que está loco y, obviamente, se niega a cumplir con lo que le propone; sin embargo, el tiempo pasa y Miriam muere. Bruno sí que ha cumplido con su parte y hará todo lo que esté en su mano para que Guy haga lo mismo.

Cuando una es fiel seguidora de la novela negra y cuando una adora el estudio de la naturaleza humana, es imposible no caer rendida a los pies de esta autora. La forma en la que le resta importancia a los crímenes en sí mismos para sumergirse por completo en el debate ético y moral que estos plantean es, sencillamente, perfecta. La autora no quiere que sus historias estén protagonizadas por héroes que quieren que triunfe el bien por encima de todo, ella no quiere personajes a los que adorar e idolatrar. Highsmith plantea una lucha entre el bien y el mal jugando con la ambigüedad moral por la que ambos conceptos se rigen: deja claro que cualquier persona, llegado el momento, puede convertirse en un asesino.

La complejidad moral de ambos personajes protagonistas es algo que admirar, la autora te los describe no solo físicamente sino también a nivel psicológico para que te adentres en ellos al completo y seas capaz, incluso, de entender el cómo terminan metidos en esas situaciones tan turbias. Guy, con un papel más sumiso y vulnerable; Bruno, con un papel más dominante y oscuro; ambos personajes son mi pareja literaria por excelencia. No hay nada mejor que un personaje que te transmite sus dilemas morales y sus guerras internas.

Al contrario que en otro tipo de historias, como por ejemplo las de mi adorada Agatha Christie, aquí no hay un detective (te como entero, Poirot) con ganas de resolverlo todo y que te ayuda a mantener la esperanza y el optimismo para ver cómo triunfa el bien. En el caso de las historias de Patricia Highsmith, el lector se convierte en un espectador que espera a que el crimen se cometa y que aguarda nerviosamente a ver cómo se desarrollan los hechos sin poder hacer nada para remediarlos.

Sí, en sus novelas la gente muere, pero lo impresionante es que eso no es lo importante de sus historias, esos asesinatos no son más que hechos que se incluyen para detonar la trama y que la sangre corra por los ríos que Patricia Highsmith quiere. En otras palabras, y a riesgo de ser la bloguera más vulgar del mundo entero, es capaz de follarte la mente sin que te des cuenta.

¿Qué más puedo deciros que no haya dicho ya? Es un hecho constatado que esta autora para mí está a otro nivel, es una autora a la que adoro y alguien que debería tener un reconocimiento muchísimo mayor del que ya tiene. Si no has leído ninguna de sus historias, yo te las recomiendo todas encarecidamente, pero está en especial porque (al menos de momento) es mi favorita.

¿Qué?, ¿os animáis a darle una oportunidad?

Me despido por hoy, muchas gracias por leerme y recordad: LEER ES UN PLACER, NO UNA OBLIGACIÓN.