Reseña 110: Trainspotting #0.5 - Skagboys (Irvine Welsh).

Valoración personal:

Fecha de publicación: 2016 (Original: 2012)

ISBN: 978-84-33-97803-5
Número de páginas: 667
Editorial: Anagrama

SINOPSIS 

"Edimburgo, inicios de la década de los ochenta. Margaret Thatcher aplica sus recetas de dama de hierro en Gran Bretaña y estallan las huelgas mineras, el paro crece a un ritmo enloquecido y la gente se pregunta qué demonios le está pasando al país. Y por si la situación no fuese ya suficientemente complicada para las cada vez más empobrecidas clases trabajadoras urbanas, la heroína y el sida empiezan a circular masiva y descontroladamente por las calles. Y allí están Renton, Spud Murphy, Sick Boy, Begbie..., los personajes de Trainspotting, unos años antes de convertirse en los protagonistas de esa novela que supuso el deslumbrante debut literario de Irvine Welsh. En esta precuela igualmente arrolladora y feroz, pero más cargada de conciencia política y crítica social, el autor pinta un fresco demoledor de un país conducido al desastre por las salvajes políticas neoliberales y de una generación devastada por la heroína. Renton, que se siente orgulloso de ser el primer miembro de su familia que accede a la universidad y mantiene una relación estable con su novia, parece encauzado hacia un futuro prometedor y feliz; pero cuando muere su hermano deficiente se desmorona, rompe con su chica y se sumerge en el submundo de los opiáceos inyectables. Spud pierde su trabajo en una empresa de mudanzas y su estabilidad salta en mil pedazos. Sick Boy crece en un protector y opresor universo femenino como un niño mimado y acabará convertido en el supremo manipulador del sexo opuesto. Y Begbie puede parecer un chico listo que sabe moverse en las calles, pero su carácter extremadamente agresivo e impredecible deja intuir que su mente es la de un psicópata..."

En 1993 -año precioso en el que nació una bonita criatura llamada Rocío 🙄-, al señor Irvine Welsh se le ocurrió la brillante idea de publicar la novela Trainspotting (#1) (reseña). Más tarde, en el año 2002, tras casi una década de su debut, se le ocurrió publicar Porno (#2) (reseña) para contarnos que había sido de los protagonistas diez años después. Pero, claro, ¿quién tiene un presente y un futuro sin haber tenido un pasado? Por ello, en 2012, Welsh nos regaló Skagboys (#0.5), una nueva novela en la que se nos presenta el camino que tomaron nuestros protagonistas para terminar siendo unos drogadictos de catálogo, esos capullos que protagonizan Trainspotting no siempre fueron unos desviados (algunos sí, algunos ya apuntaban maneras, para qué mentir).

Personas bellas, bienvenidas a la reseña de esa maldita y esperada -al menos por mi parte- precuela :)

A pesar de que es una precuela y, obviamente, no hay spoilers como tales en la novela, creo que es conveniente leer antes los dos otros libros para conocer mejor a los personajes antes de adentraros en esta historia. De todas formas, cada cual es libre de hacer lo que quiera y no seré yo quien venga ahora a determinar cuándo y cómo tenéis que leeros estos libros.

Nuestros pequeños delincuentes, en este espacio-tiempo, sí que le dan a los porros y, de vez en cuando, tontean con otras drogas como el speed; sin embargo, le tienen un respeto especial a la heroína, esa droga que es el eje central de Trainspotting.

"El jaco es lo único que no me he metido, ni siquiera lo he fumado o esnifado nunca. Y tengo que reconocer que estoy cagado de miedo. De pequeño, me enseñaron que un solo porro de hacía me mataría. Por supuesto, era una memez. Luego, que si una raya de speed. Luego que si un ácido; todo mentiras difundidas por gente empeñada en aniquilarse a fuerza de priva y fumeque. Pero la heroína... Eso es cruzar una frontera. Ahora bien, como dijo aquel, hay que probarlo todo una vez. Y a Sick Boy no parece preocuparle, así que sigo vacilando: "Pues sí, me muero de ganas de meterme un poco de caballo".

(...)

Me planteo la posibilidad de gritar "¡para!", pero sé que a estas alturas nunca podría echarme atrás. Si el jaco es tan adictivo como dicen, entonces yo ya soy todo lo yonqui que puedo llegar a ser".

(Renton)

Ay, pequeño, no sabes lo que acabas de hacer (yo sí, que me he leído los otros libros y puedo fardar de conocer el futuro). Mark Renton tiene un futuro, tiene una novia divina y va a la universidad. Al morir su hermano pequeño, toda su vida empieza a caer en una espiral de autodestrucción que desemboca en un primer encuentro con la heroína (que, sin lugar a dudas, no será el último). Por su parte, Sick Boy es un niño mimado de mamá que odia a su padre. A pesar de que él no es quien va a la universidad y tiene un futuro asegurado (o quizás no tan asegurado), puede alardear de ser el más inteligente de todos ellos. Desde siempre, él ha jugado con la mente de todo aquel que se le acerca, razón por la cual termina siendo una especie de proxeneta (la pobre y joven Maria, que acaba de perder a su padre en un bar y a manos de un policía borracho y corrupto es un blanco fácil para él) mientras intenta hacerse con el control de todo lo que le envuelve.

"-¿Cómo cojones sabes tú todo eso?

-A fuerza de estudiar el juego con entusiasmo. Experiencia y observación. Me fijo y escucho, y estoy dispuesto a pasar por todo el espectro de emociones."

(Renton y Sick Boy)

Mi adorado Daniel Murphy, mi pequeño Spud, ya era un ser adorable antes de dejarse llevar por las drogas. Jamás he ocultado que él es mi favorito y no pienso empezar a hacerlo ahora. Él tiene un punto especial, una inocencia y una ingenuidad que le convierten en un blanco fácil para la manipulación. Aun así, muchas veces deja entrever un tanto su lado encantador.

"-Pero, Danny, si nunca estuviste en el colegio el tiempo suficiente para que se te diera ni bien ni mal. ¡Y te echaron de dos!

-Ya- digo, dándole la razón y, además, justo cuando pasamos Craigy-, pero igual el colegio no es el mejor entorno para que aprenda según qué peña. A ver, que la mayor parte de los animales aprende jugando -le digo, guiñándole un ojo- ¡y en las callejuelas cochambrosas del puerto viejo se juega mucho!".

(Ali y Spud)

Mientras estos tres jóvenes alocados juegan con las drogas y destrozan su futuro, hay un cuarto integrante en el grupo que pretende hacer lo mismo, pero no necesita más droga que el alcohol para ello. En su caso, lo que le mantiene vivo es la pura psicopatía más absoluta: Francis Begbie puede presumir de dar más miedo que el payaso de It mientras soluciona cualquier "problema" (entre comillas porque su percepción de lo que es un problema dista mucho de la mía propia) equipado con sus puños y una navaja.

No es la primera vez que resalto la relación extraña y molona que tienen Sick Boy y Renton, siendo un hecho tangible hasta para los propios amigos de estos. Forman un equipo gracioso e inseparable pero, al mismo tiempo, no dejan de putearse el uno al otro con el fin de ser mejor que este en cualquier aspecto de la vida. Grandes amigos, grandes competidores.

"En tándem, Rents y Sick Boy suelen ser una combinación de una crueldad devastadora. Aunque decían ponerse de los nervios el uno al otro, nunca paran de espolearse mutuamente, como unos gemelos malévolos con fijación por el dolor ajeno".

(Tommy)

Por otro lado, además de la historia de nuestros cuatro cabrones favoritos, el señor Welsh nos relata cómo otros de los personajes que aparecen a lo largo de los otros dos libros han acabado donde están. Está Tommy, el guaperas y fuertote deportista que intenta poner algo de cordura entre sus amigos. Tenemos a Allison, una joven prometedora cuya madre fallece a causa de una enfermedad terminal y ahí es justamente donde empieza su declive. También está Nicksy, un amigo de Renton que vive en Londres y con el que, junto a Sick Boy, se intentará sacar dinero gracias a las drogas. Ahí es donde Sick Boy conocerá a Charlene, una súper mujer. Otros amigos amantes de las drogas también hacen acto de presencia, como por ejemplo Matty y Keezbo. Obviamente, no podemos olvidarnos de Swanney, el camello preferido de nuestros capullines, al que también llaman Madre Superiora por, literalmente y según Renton en el primer libro, "el tiempo que llevaba con el hábito”.  Otro camello de los que aparecen en las historias es Seeker, problemente el más chungo de todos y el que protagoniza una historia oscura paralela relativa a la distribución de la droga. Además de estos, también está Mikey Forrester, otro camello que en las películas fue interpretado, ni más ni menos, que por el gran Irvine Welsh.

Lo sé, os acaba de estallar la cabeza con tantos nombres (y eso que me he dejado a muchos otros, no tan relevantes, por el camino). Esa es la razón por la cual, al igual que en las ocasiones anteriores, este libro tiene un cuatro y no un cinco a pesar de ser una de mis grandes lecturas de este año: se tarda un poco en pillarle el truco, en saber quién dice qué y cómo y con qué intención lo dice. 

De la pluma del autor no voy a hablaros porque creo que en las dos reseñas anteriores ya dejé bastante claro lo fan que me declaraba de ella. El toque irónico, mordaz y sarcástico con la que Welsh describe la sociedad del Edimburgo del pasado es perfecto. Además, en esta ocasión, se incluyen una serie de páginas en las cuáles aparece una lista de nombres de personas que fallecieron a causa del VIH, en su mayor parte gracias al uso compartido de jeringuillas para consumir heroína. El miedo de nuestros personajes a contagiarse del virus no es ninguna gilipollez.

"Ya sé que el jaco tiene mala prensa, pero a mí me parece guay. Es muy fácil criticar algo desde fuera, pero en esta vida hay que probarlo todo, ¿sabes? Imagínate lo mierderas que habrían sido las cosas para todo quisque si Jim Morrison no se hubiera comido unos tripis. No habría llegado al otro lado y, de resultas, todos esos temas tan guapos habrían sido más miedosos. Pero el Salissbury Crag -la heroína- tiene mucho peligro, así que no pienso volver a meterme. Goagsie me dio la paliza con que le hacía vomitar. Pero mola: el jaco no hace desaparecer la chifladura de Begbie, los chanchullos de Sick Boy, las quejas de Tommy ni los chistes cutres de Keezbo, ni, sobre todo, los mosqueos de la vieja, que no para de decirme que a ver si me largo y encuentro curro. Sencillamente hace que todo eso ya no te agobie".

(Spud)

En defensa de estos pequeños cabrones he de decir que intentan rehabilitarse, de hecho pasan cierto tiempo en un centro para ello. Obviamente, la jugada les sale mal puesto que de no ser así -y esto no es ningún spoiler- los libros hubieran terminado aquí.

Jo, ¿qué más os puedo decir? Sé que he escrito mucho pero que he dicho más bien poco. Ya sabéis que mis reseñas no suelen ser tan largas ni tan tostonazo pero, al igual que me pasó con las reseñas de los libros anteriores, me vengo arriba de lo mucho que me gustan y termino tecleando la Biblia en verso 😅. Solamente puedo añadir que pienso leerme todos y cada uno de los libros del autor, porque Irvine Welsh me ha enamorado como escritor y no pienso perderme nada de lo que salga de su cabeza, pues tiene una mente negra y turbia que me pierde.

¡Ah! ¡Por cierto! Lo último que he tecleado me ha recordado algo que quería deciros (yo también tengo una mente bastante turbia, qué le voy a hacer). Muchos de los personajes que aparecen en Trainspotting, Porno y Skagboys (los tres libros de Trainspotting), aparecen en otros de los libros del gran Irvine Welsh. Por ejemplo, Francis Begbie tiene su propia historia, en "Col recalentada" (original publicado en el año 2009) nos contará cómo le sienta que su hermana anuncie su compromiso durante una cena de navidad entre otros desvaríos. En ese libro también aparece Juice Terry, otro personaje secundario de Trainspotting: un taxista que trafica con drogas y que rueda películas porno cutres (¿recordáis cuando a Sick Boy le pareció una buena idea rodar una película porno en el segundo libro? Pues eso). Parece que este último personaje le caló hondo al autor, pues también aparece en su libro "Cola" (original publicado en el año 2001), en el que comparte el papel protagonista con su grupo de amigos, y en "Un polvo en condiciones" (original publicado en el año 2015), siendo en este el protagonista absoluto.

Voy a terminar esta reseña del mismo modo que termine la de la secuela: Si eres fan de la "literatura sucia y lúgubre", este es un libro para ti sin duda alguna.

Me despido por hoy, muchas gracias por leerme y recordad: LEER ES UN PLACER, NO UNA OBLIGACIÓN.

P.D. 1: Perdón por estar tan desaparecida, pero no doy a basto entre los dos trabajos que tengo y el poco tiempo que dispongo para mí misma.

P.D. 2: Siguiendo en la línea de la posdata anterior, he tenido que disminuir el número de libros de mi reto en Goodreads (mi cuenta aquí) porque era imposible que cumpliera con la meta que me había propuesto a principios de año (la misma que pongo todos los años y que normalmente cumplía sin dificultad). ¡Eh, que no pasa nada! ¿Qué os digo yo siempre? Leer es un placer y no una obligación.♥️

P.D. 3: Os echo de menos, ratones. 😍